Estoy esperando tras una valla en la
que hay escrito: ''Espere señor, su futuro está al caer'' ¿Y es
bueno? Pregunto siempre yo, y nadie me contesta. He llegado a pensar
que es bueno, tiene que serlo. Pero al borde del precipicio se
encuentra una gente de pelo oscuro, ojos negros y rostro blanco, que
solo gritan de forma contínua, aguda, pero precisa, la misma frase:
''No future''
La valla desaparece, y ahora todo es
oscuro. Empiezo a ver el mundo que me rodea tal y como es, y ahora lo
entiendo. En realidad no hay valla, el futuro es algo que yo me he
inventado. Pero yo lo necesito, tengo que creer en él. Porque me doy
cuenta de que sin un futuro estoy muerto, que mi presente no vale nada,
que no importa si saldrás o no del agujero, lo que importa es que
ahora mismo estás en él.
Dos caminos. Uno es tan triste como el
mundo que me rodea, pero no tiene baches, y parece largo. El otro
camino da miedo. Al final del segundo veo la felicidad, al final del
segundo lo seré todo. Pero el camino es demasiado peligroso,
demasiado difícil. Te obliga a arriesgarte, a apostar, y la última
vez que aposté perdí y desde entonces ya no apuesto. Pero no puedo
seguir viviendo sin apostar. Porque los de pelo oscuro, ojos negros y
rostro blanco siguen gritando: ''No future''
Tomar el camino seguro, y vivir la vida
del que no vive, o tomar el camino del peligro, y posiblemente acabar
muerto, aunque también con la remota posibilidad de serlo todo, de
encontrar una razón para seguir, algo a lo que aferrarse, que no sea
esa valla mentirosa.
Entonces, cuando me dispongo a tomar el
segundo camino, la voz de la experiencia me advierte de fondo:
-Estás a punto de tomar un camino
parecido al de los ''Héroes'' del mundo. Ya lo has tomado antes.
Recuerda, tú no tienes su magia, no tienes su fuerza. Sufrirás.
Sufrirás mucho. Nadie te respetará, y muchos te verán como un
loco. Y te abandonarán.
-¿Pero eso no lo tengo ya?