Bitácora

1 de diciembre de 2014

Una oportunidad

Y también hubo noches en las que un antiguo aprendiz le confesaba tristes miedos a su maestro. Miedos que nunca se reconocen, que se intentan ocultar, que incluso se toman a risa. Pero que son los más reales:

-Pues no es un miedo, maestro, si no más bien una sensación. Es esa sensación de que te vas destruyendo poco a poco, como una vasija antigua y valiosa, consciente de que una vez brilló, pero que ahora ve como todos sus pedazos están desperdigados y no volverán a encontrarse. Es triste comprobar lo mucho que dependemos de otros. Que muchas veces nuestro triunfo o nuestro fracaso no depende de nosotros, si no que, sin darnos cuenta, nos lo jugamos todo a una mano. Y que a veces pierdes y ya no puedes volver a jugar. Pero todo ese odio permanece dentro de ti, nostálgico de la gloria pasada, deseoso de tener la oportunidad de luchar, de volver a brillar.

Pero tú solo andas como muerto por los pasillos del mundo, rodeado de gente que parece no verte, y de gente que te ve, te echa una mirada de desprecio y mira para otro lado. Parece que no quedaran miradas de lástima, o miradas de envidia, o miradas de respeto. Porque yo odio a los que me miran con altanería, a esos ''Héroes'' del mundo, a esos que juzgan sin saber, solo por el privilegio de ser felices. Pues, a fin de cuentas, que fácil es ser feliz para el que lo tiene todo, y que fácil es también criticar al infeliz, y llamarle débil y fracasado son platos a la orden del día.

Pues yo también brillé una vez, mucho más de lo que muchos brillarán nunca, y ahora ya no brillo. Ahora solo ando por un pasillo adornado con sueños rotos, deseos que vinieron acompañados de sufrimiento, y reflejos de un dios que pudo ser y nunca fue. Y puede que nunca salga de aquí, pero solo pido oportunidades, una oportunidad de saborear el poder, el egoísmo, vanagloriarme de mis actos y acabar con aquellos que son invencibles, una oportunidad de redención, de crecimiento, de venganza. Una oportunidad de alejarme de la verdad, y de ser el rey en el mundo de la ignorancia, de la mentira, del dolor, del placer, de la individualidad y de la fuerza.

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