Bitácora

28 de julio de 2019

Páginas

 

Y al final me tuve que arrancar una parte de mi ser,
esa que te amaba tanto.
Pero se resiste a salir,
así que todavía sigo escupiendo y arrancándome trozos
de esa parte de mí.


Este es uno.



Hoy te he visto a lo lejos,
caminando por la playa.

Brillando, como siempre.


Hace un año se me habría cogido el pecho.
Y habría salido corriendo detrás tuya.
Para pararte y que me mires.
Para sacarte una sonrisa.
Y me habría ido pensando
que alomejor ahora te importo un poco más.
Que quizá en el fondo

           tú sientes lo mismo.



Pero hoy te he dejado ir.
Sin hacerte sonreír.
Y he sentido una felicidad fría por dentro.
Como si el corazón se me congelara
para no romperse más.


No te voy a decir que me alegro.
Porque supongo que la parte de mí que ardía por ti

           ha muerto para siempre.

Y ese también era yo


Pero lo que sé seguro es que hoy has pasado caminando por la playa.
Y yo no te he parado.
Y te has ido para siempre.



Supongo que es a esto (No...)
a lo que llaman (No quiero...)
pasar página.

15 de julio de 2019

Salto al vacío



-Lo mismo el año que viene
nos seguimos viendo por aquí.

-Quizá sí.
Seguramente no.


He tenido un gusano dentro
estos últimos meses,
devorando mis horas de sueño
y mis momentos de tranquilidad.

He tenido miles de conversaciones
con tantas personas,
sobre qué es lo que debo hacer.

           Sobre adonde me tengo que ir.

Porque había una corriente de aire,
ligera,
una brisa,
que me empujaba con suavidad,
me acariciaba....

           ...y todavía no sabía si seguirla.


Porque siempre que os veo me dan ganas de irme,
ganas de salir y cerrar la puerta para siempre.
Y a veces lo hago, os veo y me voy.
Pero al día siguiente,
os vuelvo a ver...

           ...y ya casi no me quedan huecos en la ciudad donde esconderme.



Os juro que desearía que todo fuera diferente.

           Pero no puedo evitarlo.



Así que poco a poco,
hace unos meses,
nació este gusano,
al que con cariño llamé

           incertidumbre...


...y fui dejando que devorara mi tranquilidad.
Y que pusiera sus semillas de miedo en mi pecho.


Y recuerdo que después llegaron las palabras
de todos aquellos que querían tener voz en mi futuro:

Preguntando hacia donde me empujaba aquella brisa,
que cada día es más fuerte,
un vendaval que se lleva volando la ropa tendida en la terraza.

Cerré las puertas,
para no salir volando yo también,
pero eso solo consiguió alimentar al gusano que vive en mi pecho.

Vuestras dudas sobre mí,
solo le alimentan.

Esos momentos en los que me ignoráis,
porque sabéis que eso es lo que más me duele.

Todo ese daño que me habéis hecho.

O mejor dicho, todo ese daño
que me he hecho yo mismo
a través de vuestros actos,

solo le alimenta.


Y ahora es enorme,
tan grande que es uno conmigo,
tan fuerte que lo he tenido que aceptar como algo mío.
           Ahora es parte de mí.


Es parte de mi vida,
pero vosotros no.


Así que fui a abrir las puertas,
con todos a mi alrededor esperando
a que tomara la decisión,
pero en el fondo
           yo
                      ya
                                 sabía

                                            adónde me llevan los vientos del futuro.