Bitácora

20 de diciembre de 2019

Techo de papel








«And you run, and you run to catch up with the sun, but it's sinking
Racing around to come up behind you again.
The sun is the same in a relative way, but you are older
Shorter of breath, and one day closer to death.»

-Time, Pink Floyd




Una vez cerré una puerta
y empecé a notar las columnas resquebrajándose
el suelo temblar
y mi casa derrumbarse entera sobre mí.

Cavar agujeros y esconderse
nunca ha sido sinónimo de ser invisible.
Pero no tenía casi nada mejor que hacer,
sobre todo estando ya enterrado bajo escombros.

Hubo momentos en los que habría agradecido una mano amiga.
Viéndolo en perspectiva, sé que fue mucho pedir.
Quién en su sano juicio
habría querido hundirse conmigo.

Sé que luego me fuí y no me despedí de vosotros,
pero es que estaba ocupado encargándome
de no perderme del todo a mí mismo.

Ahora soy mucho más cuidadoso.
Coloco los cimientos
igual de débiles que siempre
pero ya no me pongo debajo del techo
y salgo corriendo rápido
ante el más mínimo amago de tambaleo.

Ya no le tengo miedo a casi nada
porque he conseguido limpiar todo el polvo de mi casa
y ahora me miro a mi mismo desde un balcón

y sonrío.



Pero he perdido mucho tiempo en el proceso.

He desterrado todos mis miedos
y sin embargo vivo aterrado
por un reloj que sigue marcando el ritmo
por unas manecillas que no se dejan frenar.

Aterrado por ese dígito que aumenta
cada vez que pasamos de año.
Aterrado por todos esos días que se van sin avisar.
Aterrado porque todos llevamos encima una cuenta atrás
pero ninguno sabemos cuánto nos queda.
Aterrado porque ayer era un niño que soñaba
y hoy soy un adulto que tiene que cumplir lo soñado.

Estoy atrapado en una dimensión
que no puedo controlar.
Una dimensión que la física me dice
que es casi equivalente a las otras tres.
Pero que en la práctica solo tiene una dirección
que apunta siempre hacia delante.

Hacia delante y en expansión acelerada.

Ahora ya no necesito esconderme de vosotros,
así que podría empezar a correr tras el sol
sabiendo que no le voy a adelantar
que no voy a poder arrancarle
ni uno de los segundos que me debe.

Porque noto que cada momento que pierdo
tiene un precio.
Un precio que a veces no estoy dispuesto a pagar
aunque nadie me lo haya preguntado.

No he venido aquí
para quedarme solo en un punto y a parte.
Pero siento que me estoy haciendo viejo
y llegará un momento
en el que tanta palabrería
sonará solo a delirios de grandeza.

Creo que no he nacido para ser
un ser finito y con un final.
Porque me da verdadero pánico el pensar
que es inevitable que algún día
una de estas frases
será la última.

Y siento que tengo mucho por escribir todavía.

Me mata haber llegado tan lejos
haber enterrado a mis fantasmas
haberme arrancado las sanguijuelas que me chupaban la vida
sentirme capaz de subir al cielo para bajarte una estrella

y no tener tiempo.

Tanta preocupación por construir un techo
fuerte,
sólido,
y resulta que el que nos sostiene a todos

es de papel.